La cocina es uno de los lugares donde los más chicos pueden aprender un sinfín cosas. Desde siempre fueron y serán muy curiosos, especialmente entre los 5, 10 y 12 años.
Pero, ¿Cuáles son los pros de inclinar su curiosidad hacia las artes culinarias? Sin dudas, cocinar ayuda a los niños a relacionarse con los alimentos y entender el proceso que implican las comidas que servimos en distintos momentos del día. Incluirlos en esta actividad es una excelente oportunidad para crear vínculos sanos y responsables con su alimentación.
Esta disciplina les enseña a tener metodología y memoria, ya que para preparar un platillo se necesita ser ordenado, cumplir con los pasos y tener un control de las actividades que han sido completadas para llegar al resultado final.
También es una excelente oportunidad para el desarrollo de habilidades motrices finas, así como por ejemplo, aprender a contar y a ser pacientes. Tomar clases o cocinar en compañía de otros chicos les hace aprender a trabajar en equipo así como la importancia del mismo.
En definitiva, el mundo de la cocina – entre tantas otras actividades – puede significar un impacto positivo en los niños, aprendiendo y creando recuerdos mientras se divierten.